Los fines genéricos para todo Estado son la supervivencia del Estado como tal, alcanzar las mejores condiciones de bienestar de su población y mantener una convivencia sana, entre sus ciudadanos.

Nuestra Constitución es congruente con estos fines, estableciendo modos y formas para su logro, al mencionar que queremos ser una República, representativa, democrática, federal, libre, soberana e independiente; recalcando en la Ley de Seguridad Nacional vigente la importancia de prever y prevenir los obstáculos que siempre existen y se pueden presentar, como amenazas y riesgos.

Conscientes que la democracia obliga a cambiar personas en la dirección de la administración pública cada tres o seis años; costó mucha sangre de mexicanos comprender que el poder enajena cuando es absoluto y prolongado; nuestra Constitución establece un Sistema Nacional de Planeación, que obliga a hacer un estudio a cada administración entrante, para saber el avance que hay en el logro de cada objetivo permanente;

Esto permite identificar los rezagos existentes y definir los objetivos que pretende alcanzar la nueva administración, debiendo hacer un Plan de Desarrollo con metas cuantitativas y cualitativas, para ser sometidas al escrutinio público con informes periódicos.

En cuanto a las formas y modos Constitucionales: somos República porque al gobernante lo elegimos periódicamente; representativa, porque elegimos al “representante de nuestros intereses y necesidades” en la elaboración y discusión de leyes; democrática, porque podemos elegir y ser elegidos; federal, porque México es muy grande, con muchos habitantes y problemas diferentes, dividiéndonos en porciones geográficas que denominamos Estados asignándoles “soberanía y libertad” para la atención de los problemas regionales, siempre dentro del marco de la Constitución Política Federal. Que por esto recibe el nombre de pacto federal y su reunión la denominamos como Federación.

En el sistema federal de México existen tres Poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial; estos poderes, además de actuar en el plano nacional o general, existen al mismo tiempo y se limitan mutuamente con el Legislativo, Ejecutivo y Judicial de cada estado o entidad federativa, cuya labor se reduce a su propio territorio.

Continuando con las formas y modos, podemos sintetizar que: la independencia es “constituir un todo”, que privilegia la no intervención y la autodeterminación; la soberanía es la facultad de decidir; y la libertad es la capacidad humana de actuar según la propia voluntad, teniendo como único límite el marco jurídico que rige nuestra convivencia y el respeto a la libertad de los demás.

Todo este andamiaje mencionado debe servir para la existencia y permanencia de México y los mexicanos; que nuestros representantes atiendan los requerimientos de las personas que los designamos y habitamos un entorno geográfico especifico, sin privilegiar intereses de grupo, entiéndase partido u otra autoridad ajena.

Que la autoridad en todos los niveles cumpla y haga cumplir la ley, sin distinción alguna; que vivamos sin conflictos internos ni externos y que todos dispongamos de las mejores condiciones de salud, educación, empleo productivo, paz y tranquilidad; que disfrutemos de una libertad, cuyo único límite sea la libertad de los demás.

Hemos transitado con modificaciones constantes a la Constitución actual, como la atención a la propiedad privada (personas morales y físicas), oficial (gubernamental); el reparto de tierras y la conformación de modelos agrarios de propiedad ejidal y comunitaria, con diversas formas de apoyos oficiales que NO prosperaron; un sindicalismo en las diferentes instancias y sectores laborales, que eternizó personas, “olvidando que el poder absoluto y permanente enajena”, por lo que dejaron de servir al empleado y los sectores productivos y sociales de la economía, privilegiando el interés personal y de grupo.

Actualmente, nuestros representantes ya no nos representan y ya “votaron” para reelegirse, SIN consultarnos; se estigmatiza a quien piense diferente, creando una gran división nacional; la administración pública abandona su papel de empleador reduciendo el pago, quitando derechos de antigüedad y la garantía de su permanencia; obligando al empleador privado a subir sueldos, sin estímulos para la producción; así como la distribución del dinero que capta de quien lo tiene a personas vulnerables.

Dos años de una caída sin freno, que incrementa las debilidades en los objetivos nacionales que buscan: la paz y tranquilidad, la salud, educación, empleo, producción; impactando negativamente en la seguridad, bienestar y convivencia.